martes, 17 de mayo de 2011

La piedra.

¿Qué había por la calle?, pues gente, mucha gente, y encima de que me encontraba en uno de esos días en los que te preguntas-¿Esa señora por qué parece triste? o, -Me gustaría saber por qué sonríe ese bebé-, tenía lo del ''alquiler''. 
 
-Ya no me puedo fiar de Casualidad, aunque es lo único que puedo hacer en este momento, porque, es ella la que me ha metido en este embrollo y se me hundo, ¡JÁ!, si me hundo, ella se hunde conmigo, eso seguro...


De repente la vi, una pequeña piedra en el suelo, de apenas unos dos centímetros en retroceso, no es que me interesara a estas alturas de mi vida por una piedra en mitad de un calle, pero es que era especial, tenía dibujado un símbolo pi (π) y después de hipnotizarme durante 3.14 segundos, le di un puntapié, con tan mala suerte, que se desvió de su trayectoria y golpeó en el tobillo a un inocente muchacho, (que por detrás tenía pintas de guaperas), pero antes de que se girara para averiguar qué ser despreciable se la había tirado, y encontrarme a mi con pintas desaliñadas, mi pelo recogido en un apurado moño y mi cara de tierra trágame-tomate, me metí en el primer establecimiento que me ofrecía una puerta por la que escapar.


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