miércoles, 20 de abril de 2011

La mañana empezaba a hacerse cada vez más luminosa, lo supe porque el resplandor del sol se reflejaba en la mesa, y mi mano podía encontrarse con su sombra en ella. Era lo único a lo que se me antojaba mirar mientras intentaba empezar a explicárselo a Ápice con total claridad. Nunca me había costado expresarme, es más, siempre tenía algo que decir, y eso me había traido problemas más de una vez, a nadie le agrada saber la cruda realidad a la cara, aunque después se enfadan si no se la dices. A lo que íbamos, nunca me había costado mucho expresarme, de pequeña incluso escribía cuentos a tutiplén, era una de las cosas que más me gustaba.  Pero ahora eso no servía de nada  porque  las palabras no salían de mi boca y Ápice tenía cara de haber visto un fantasma.
  -Pues si no te gusta el café te lo tomas de todas formas, a lo mejor te llevas una sorpresa. Es de lo que te quiero hablar, de las sorpresas que nos puede dar la vida, y de que no se puede juzgar a las cosas por lo que te digan los demás, pero bueno eso lo sabrás tú mejor que yo, siempre estás repitiéndome esos rollos...
Ápice pegó un trago a su bebida y parpadeó con entusiasmo.
-Esto no es café, es chocolate, ¿porque no me lo has dicho desde el principio?, ¡qué tonta eres!.
-¿Me creería si te dijera que lo he hecho para poder decirte lo que te acabo de decir?.
-Me tienes cada vez más intrigada, ¿vas a contarme ya las condiciones de este ático, nuestro hogar,? ¿sí o sí?.
-Bueno, si ya estás preparada...pero quiero que recuerdes que al principio estabas enfadada porque pensabas que era café, pero después de probarlo un poco te diste cuenta de que era algo bueno, chocolate.
-Que sí, jopetas, empieza ya, que no te voy a matar, ¿cuánto cuesta el alquiler?.
-Redecorarlo, ese es lo que cuesta este ático, tenemos que redecorarlo, de arriba abajo, bueno más bien de derecha a izquierda, o del techo al suelo, del este al oeste...
-Vale me ha quedado claro. ¡¡Redecorarlo!!.¿cómo que redecorarlo?, ¿estás loca?, ¿pero qué clase de alquiler es ese?.
-Uno especial, diferente a cualquier otro, por eso decidí que este era nuestro destino.
-No me tendría que haber fiado de ti, cuando te dejas llevar por la vena artística me pones mala...
-Tranquila ya compartiré contigo algo de mi talento, cuando decores tu habitación, veré como se puede solucionar...
Ápice me miró severamente, abrió la boca y miró a su alrededor lentamente.
-¡Pero si ni siquiera sabemos que gusto tienen, ni si son unos estirados o les va más lo hippie.
-Pues eso es lo bueno, que quieren que nosotras elijamos todo, que escojamos lo que más nos guste con total libertad.
-¿Y cuánto tiempo tenemos?, me refiero, ¿por cuánto tiempo nos lo alquilan?, porque eso conlleva el ''precio'', si tenemos poco tiempo y que redecorar toda la casa nos va a salir el tiro por la culata.
-Indefinido.
-Que no infinito.
-Exacto.
-¿Y por qué nosotras?, ¿qué tenemos de especiales?, ¿no podían haber escogido a un estudiante de diseño de interiores?.
-Mírame Ápice, tú y yo somos diferentes, lo único que nos hace falta en esta vida es un ápice de casualidad, y este es el nuestro.
-Redecorarlo, ¡Jó!, mira que tiene chispa el alquiler...
-¡Ah!, casi se me olvida, el alquiler es redecorarlo y 10 euros a la semana.
-Bueno mira, por lo menos tiene algo de normal, nos piden dinero, aunque sean diez euros. En buena me has metido cafre.....
Se levantó rápido de la silla y me alborotó el pelo antes de salir corriendo por la puerta del ático.

                                                                                                          Casualidad

martes, 12 de abril de 2011

''Escondido''

Me escondo todavía en la mente de mi autora, pero ya tengo sentimientos ¿sabes?, ya tengo trama, ¡qué concholes!, ya puedo sentir hasta el dolor y la locura. Sé que nada más que las teclas empiecen a escribir mi historia, tendré un sentido y aunque no queráis ya os sentiréis parte de mi mundo. De momento me encuentro en un lugar agradable, la luz entra por la ventana, si es que aquí hay de eso, a mi lado se encuentran algunas entradas, las ''guardadas en borradores'' y ¡me encanta!, porque soy el primero en leerlas, ¿qué por qué están aquí?, porque todavía no tienen los últimos toques para salir a la luz o son demasiado emocionalmente privadas, pero la mayoría buscan el último soplo de inspiración, una inspiración que solo le trae una única persona. Muy pronto sabréis de mi pasado, mi presente y (eso espero), mi futuro. ¡Sed felices! ^^


                                                                                                                     Anónimo
(de momento dejo que Anónimo se quede un ratito más en mi mente, y que solo me cuente sus secretos a mi) :P

domingo, 3 de abril de 2011

Sin preguntas, por favor.

Cuando Casualidad volvió a donde yo me encontraba, traía una mirada ausente.
-¿Ocurre algo?, ¿no van a enviar a alguien para que nos arreglen la persiana?.
-Por supuesto que sí, como me lo iban a negar a mí, JÁ, ¿con quién te crees que hablas?, mañana viene un mozo.
-¿Y cuando te ha dado la agencia el número de los dueños?, ¿Por qué no me lo das a mi también?.
-Ayer mismo me lo facilitaron, y no te lo doy, porque a saber con la de tonterías que los molestarías, seguro que nos terminarían echando a patadas, te conoceré yo bien...
-Que poca confianza, pues que sepas que no es nada justo, pero bueno, dime, ¿qué te han parecido?,¿han sido amables?, ¿Qu....
-Oye mira, eres una pesada y una cotilla, no me lo esperaba de ti, pero ya que hemos sacado el tema cuéntame, ¿de dónde sacas eso de ser una maruja?, ¿te viene de nacimiento o has estado ensayando?.
-Lo tuyo sí que es de nacimiento....
-Tampoco soy tan guapa, bueno, en realidad mi madre me decía siempre que, nada más nacer mi pelo ya era más rubio que el oro, pero....
-Casualidad, dime una cosa y ahora enserio, ¿por qué hemos venido aquí con tanto empeño por tu parte?. No sé si alegrarme o preocuparme por ello, pero fuiste tú la que encontró este lugar, la que lo organizó todo para nuestra rápida mudanza, y la única que sabe, entre otras cosas, la tontería de ¡el precio del alquiler¡. ¿Hay algo que no me has contado de esto?, ¿qué pasa, todo el ático está igual que la persiana?, ¿hecho polvo?.
Casualidad puso cara seria, siendo sincera, muy poco común en ella, lo que hizo que me pusiera blanca como la pared.
-Ven Ápice, vamos a hablar a la cocina.
Cuando llegamos, deslizó una de las sillas azules de madera antigua por el suelo y me ofreció que me sentara.
-Siéntate por favor, voy a preparar un poco de café para que hablemos.
-Lo de sentarme ¿es para que no me de un soponcio?.
Casualidad permanecía de espaldas hacia mi en silencio, durante, para mi gusto, demasiado tiempo, teniendo en cuenta mi recién adquirida taquicardia. Por más que le hacía preguntas, hasta que la espuma de su capuchino no tuvo la adecuada consistencia y mi café no hubo estado en su correspondiente taza, no volvió a pronunciar palabra.
-Bien, Ápice, tenemos que hablar.
Apoyó las dos manos en la encimera, se sostuvo en ella y respiró fuerte. Yo seguía detrás suya, esperando a que me dijera algo, cualquier cosa, pero ¡qué la dijera ya!, porque si esperaba hasta mi funeral, a lo mejor tenía invitados que atender.
Se sentó en la silla que quedaba justamente en frente mía, y tras haber posado cuidadosamente su capuchino y mi café en la mesa, habló (¡por fin!).
-Ápice, no quiero que hagas preguntas, solo que escuches.
-¿Por qué me has hecho un café?, sabes que lo odio....
-Ya has formulado una, mal empezamos....

                                     Ápice.

viernes, 1 de abril de 2011

Ya empieza.

Odio los resúmenes, mira, lo siento, no me gustan, porque abrevian  obras de arte, porque cada palabra del Quijote es importante y cada coma necesaria.
Yo, por ejemplo, no te describiría sin decir que tus animales favoritos son los peces, pero que te da miedo el agua, no diría qué estudiastes, pero diría que todas las tardes mientras repasabas, comías regaliz rojo y que cada vez que hacías un examen tenías mono de él. No voy a decir dónde vives, pero narraré la ilusión con la que todas las mañanas, (que tienes tiempo), sales temprano de tu casa para hacer ejercicio, tampoco diré qué películas vas a ver al cine, solo describiré con que odio  miras a los que se ponen a hablar en plena sesión, o a los que hacen demasiado ruido al comer palomitas. Porque nunca diría que eres especial, eso sería resumirte, simplemente me pasaría horas enteras describiéndote, nombrando los millones de pequeños detalles que forman tu perfección, hasta quedarme hablando solo, con la cara de tonto que me sueles dejar. 
                                                                                                             
                                                                                                                  Todo tuyo Anónimo.