viernes, 18 de marzo de 2011

Empecemos bien.

Cuando abrí los ojos, la vi sentada allí, en el quicio de la ventana, sostenía una taza de chocolate y por el humo que salía de ella, supongo que caliente, mientras miraba por el cristal con cara ausente.
-¡Hola!
-Hola, ¿qué hora es?.
-Hora de empezar una vida.
-En ese caso me parece que naceré dentro de unos cinco minutos.
El sofá era tan cómodo que creía que no haría falta ni colocar mi colchón en la cama de la habitación que escogiera. Intentando volver a cerrar los ojos, noté un maravilloso olor a crêpes.
-¿¡Has hecho crêpes!?
-Solo para las que se levantan y actúan como seres humanos.
-Pues entonces, me da que hoy no desayuno.
-Anda venga no seas tonta, que se van a enfriar...
Salté del sofá y fui corriendo a la cocina. Ápice lo había preparado todo con la perfección que la caracterizaba, mi taza estaba milimétricamente alineada con la servilleta y en su interior había un capuchino con la espuma suficiente para sostener una de mis galletitas favoritas, en el centro de la mesa verde había un gran plato con unos seis crêpes doblados justamente por la mitad y alrededor del mismo, tres clases de siropes, chocolate, fresa, y por supuesto, caramelo.
-¡Oh!, no me lo puedo creer...
-Quería que en nuestro primer desayuno no nos faltara de nada, así que me levanté temprano, deshice la caja de la comida y de las tazas, ¡et voilà!
-No, no me refería a eso, no me puedo creer que te hayas olvidado de la nata, no tienes corazón.
Y era verdad, me encantaba chinchar a Ápice, siempre se lo tomaba bien, aunque para seguirme el rollo se hacía la ofendida.
-Si llego a saber que eres una desagradecida, en el capuchino te pongo arsénico...
-Alá, pues sí que ibas tú a empezar el día bien, una carga menos.
Las carcajadas de las que el ático ya estaba prácticamente acostumbrado, retumbaron en el techo e hicieron que en mi capuchino se formaran pequeñas ondas.
Después de desayunar, nos quedamos mirando a las cajas, quizás las dos coincidíamos en pensar que se desharían solas.
-Casualidad, ven vamos a empezar por el principio ¿te parece?, elijamos ya cada una su cuarto.
    Casualidad.

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